¿Cuántas veces soñamos despiertos? y ¿cuántas mientras dormimos? A lo largo de la vida es mucho tiempo el que nos pasamos experimentando con sueños. Hemos asociado al soñar connotaciones positivas y negativas. Cuando lo asociamos a que “no toco de pies en el suelo” es cuando nos referimos a que es poco relista lo que planteamos. Otras veces se aplaude el hecho de que uno mantenga sus sueños activos referidos a metas que deseamos alcanzar y que nos movilizan cada día para estar un poco más cerca de ellas.
Cada etapa en la vida tiene sus momentos en los que alcanzamos unos sueños y a continuación nos planteamos los siguientes para ir progresando en nuestro camino.
De adolescentes quizás proyectamos muchas fantasías porque en ellas también hay un gran placer cuando las imaginamos y vivenciamos. Forman parte de un proceso madurativo y son sanas porque sostienen un estado de ánimo expansivo de felicidad. A medida que pasan los años se van concretando algunas y otras quedan en el imaginario personal. Es evidente que se ha de ser relista pero nunca se ha de renunciar a nada dado que puede pasar que algunos sueños que se quedaron en el tintero finalmente se pudieron hacer realidad. Ello sucede a veces de forma tan sorprendente que ni uno mismo sabe exactamente cómo ha podido alcanzarlos.
El soñar despierto tiene algo de magia dado que estamos proyectando imágenes y emociones en nuestra pantalla mental y nuestro inconsciente las va absorbiendo y las establece como directrices hacia las que se dirige con firmeza.
Todo ello se facilita porque el lenguaje de los sueños y el del inconsciente es el mismo, el de la imagen y emoción. De esta forma, sin darnos cuenta, nos estamos programando, ¡para bien o para mal!. Se hace entonces una certeza el dicho de “¡vigila con lo que sueñas porque se va a hacer realidad!”.
Es evidente que los sueños han de ser coherentes y ecológicos con nuestra realidad. Al final es cierto que los limitantes para poder alcanzarlos son nuestras propias creencias, que sostienen nuestra realidad y les ponen techo a nuestras aspiraciones. Pero quizás muchos que han conseguido las grandes metas que se habían propuesto escucharon por el camino gente, que, ¡precisamente no les animaba a lograrlas!.
Hemos de saber encontrar siempre el momento para parar motores, relajarse y revisar nuestros sueños. Lo importante es que siempre podamos mantener una buena colección de ellos en la mente para que nos sirva de motor a seguir avanzando en nuestro camino de vida, por muy complicada que a veces se presente.
Photo by pixabay