Hipnosis y regresión

La aplicación de técnicas de hipnosis y regresivas nos ayudan a establecer de forma natural una conexión y contacto con uno mismo. En la consulta acompaño a mis clientes en el aprendizaje de estas herramientas para que después por sí solo las pueda realizar como parte de su rutina diaria. 

A esta forma de conectar con uno mismo le he llamado re-sensibilizar. De algún modo se facilita el reconocer patrones inconscientes, memorias, conflictos y poderlos deshacer. Al mismo tiempo, en este proceso de mejora y autoconocimiento, también descubrimos nuestros potenciales y recursos para poder vivir una vida más plena.

El cliente está instalado en un sofá. Tiene que estar cómodamente estirado, en una postura que le permita relajarse totalmente sin sentir ningún tipo de incomodidad física.  Se le tapa con una pequeña manta dado que al relajarse el cuerpo acostumbra a bajar la temperatura corporal. Si i a lo largo de la sesión tiene ganas de moverse, puede hacerlo sin que ello afecte a la experiencia. Lleva un casco “Hi-fi”. Yo llevo igualmente un casco y un micro cuyo sonido le llega a él a través de los auriculares. Finalmente, el paciente lleva otro micro hipersensible, capaz de captar hasta los más leves susurros, y cuyo sonido recibo yo en mi casco. De este modo, los dos estamos perfectamente aislados de los ruidos externos, y al mismo tiempo somos capaces de comunicarnos. Ya estamos listos.

Se baja la luz de la habitación y se le indica al cliente, cuando ya está bien situado, que cierre los ojos. A partir de entonces mi voz le va a guiar en las diversas etapas que van a llevarle a la relajación física.

Además de guiarle a través de la voz, se filtra una música de fondo con un ritmo cíclico particular. Este ritmo corresponde al de las ondas alfa y theta, que son las ondas que emite una persona en un estado de relajación-concentración.

No, toda persona tiene la capacidad de poderse relajar de forma natural. Algunas lo harán con más facilidad que otras. En función de lo que van transmitiendo en el diálogo que se establece con el terapeuta, se va dirigiendo la sesión para facilitar al máximo el proceso de interiorización.

La sesión de consulta es de una hora de duración. Inicialmente la persona se sienta en una butaca y expresa el momento en el que está y en lo que considere oportuno querer focalizarse en la sesión. Se le hacen una serie de preguntas para concretar los aspectos a abordar y, a continuación, es cuando se pasa a la butaca en la que se va a hacer el ejercicio con la metodología descrita anteriormente.

La persona busca poder clarificar aspectos que en ese momento están limitándole en su vida o que vive con una carga emocional muy intensa. Habitualmente estos producen una sintomatología concreta como puede ser ansiedad, insomnio, depresión, irritabilidad, cansancio crónico, etc.

Considero que lo mínimo son tres sesiones para dar tiempo suficiente a poder hacer un abordaje que lleve a una resolución y a resultados concretos. La media puede ser de 8 sesiones, pero depende mucho de la persona y la afectación que presente.

Las tres primeras sesiones recomiendo que se hagan una por semana. Después se puede espaciar a 15 días en función de la persona y sus necesidades.

La efectividad de este abordaje terapéutico, como de cualquier otro, depende de diversas variables. Es muy importante que la persona se sienta cómoda y motivada para hacer un trabajo personal que le lleve a un mayor autoconocimiento y a una mejora de sus recursos de afrontamiento. Es muy efectiva en cualquier situación que tenga que ver con conflictos emocionales latentes y con la sintomatología que estos expresan a través del cuerpo. También es igualmente efectiva cuando la intención es descubrir las potencialidades y recursos que cada uno de nosotros tenemos. Esta es una información que va surgiendo paralelamente a cualquier trabajo que uno haga focalizándose en si mismo.

Evidentemente existen un amplísimo abanico de abordajes terapéuticos. Cada una trabaja más enfocándose en algunos aspectos que en otros. Lo ideal es que al final se realice un abordaje global, que abarque mente, emoción y cuerpo. Esta técnica facilita el trabajo de reconocimiento de cada parte y como se integran para constituir lo que se llaman patrones de pensamiento y conducta. Estos patrones están instalados como programas a nivel inconsciente y son los que, a través de cada sesión, se van reconociendo, clarificando y modificando para ser más adaptativos a la realidad actual de la persona.

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Este tipo de técnica terapéutica puede ofrecer una mayor compresión sobre la vida, el crecimiento personal y mejorar la autoestima.